Si desgranamos un poquito más esta escueta definición, y para ello recurrimos a la conocida con las siglas PNL, letras que nos ayudan a pronunciar rápidamente la Programación Neurolingüística, hallamos un estado básico de primer nivel. En PNL crear sintonía se conoce también por Rapport. Diríamos que crear sintonía/rapport es aprender las letras antes de poder leer.
Qué es la PNL
Puede que antes sea bueno situar al lector, pues aún siendo una técnica muy arraigada en nuestros días no todos son conocedores de ella. La PNL estudia cómo organizamos mentalmente nuestras experiencias sensoriales, cómo las expresamos lingüísticamente y cómo nos influyen en nuestra vida. Y va un poco más allá, pues también nos ayuda a utilizar determinadas técnicas y procedimientos para cambiar determinadas conductas o sentimientos, para mejorar en la comunicación personal y ayudar a mejorar nuestra calidad de vida.
Hecha pues la presentación, seguimos con qué relación tiene el Rapport con nuestro entorno. Posiblemente, en algún momento, nos hemos encontrado incómodos o fuera de lugar alrededor o delante de alguien, o hemos tenido que liderar relaciones complicadas (con clientes, pareja, hijos, compañeros o trabajadores). Es en estas situaciones en las que ser capaces de generar rapport nos puede facilitar establecer relaciones satisfactorias y buena comunicación.
Por lo contrario, todos hemos experimentado un “noséqué” que nos ha vinculado a alguien y nos ha permitido establecer un ambiente de confianza y respeto hasta entablar una conversación fluida sin juicios ni malas interpretaciones, una relación de respeto. Lo más curioso es que no siempre nos pasa con personas que ya conocemos, sino que a menudo establecemos esta relación “a primera vista” ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo? Y lo más importante… ¿Cómo podemos generarlo y/o mantenerlo de forma consciente?
Para generar rapport, debemos aprender a comunicarnos no sólo con las palabras, pues en la comunicación el lenguaje verbal responde solo a un 7% del impacto total; el resto se compone del lenguaje corporal, de tono de voz y de energía. No es qué decimos, sino cómo lo decimos. Así mismo, no es qué recibimos, sino cómo lo recibimos. Podríamos decir que el primer gran paso a tener en cuenta es respetar al otro sin juzgar, respetarlo desde la sinceridad y humildad; pues sea quién sea (pareja, hijo, trabajador o cliente) responde diferente a nosotros ante una misma situación, y todas y cada una de ellas son validas. El segundo gran paso es, sin duda, nuestra intención positiva con la que queremos establecer esa relación (ser agradable, querer compartir nuestra visión del mundo, hacer partícipe de nuestro estado o pedir opinión sobre un hecho que nos preocupa). En tercera posición: “Bailar al compás del otro”. ¿Cómo? Para bailar con alguien es necesario dejarte llevar y estar receptivo. Así pues, si tu interlocutor mueve el pie a la derecha, síguelo. Escúchalo y, al responder, utiliza algunas de sus mismas palabras, la misma entonación, intenta igualar su energía, su postura (sin caer en la desagradable sensación de imitar al otro, pues eso puede tener un efecto contrario y conseguir que el otro se cierre por completo). En un momento de la conversación, y de forma consciente, modica algún aspecto haciendo algo diferente a él; si te sigue o simplemente no demuestra sorpresa o rareza, sino que mantiene su sintonía contigo, te dará la pauta para saber que el vínculo está creado y que, en este momento, el otro está abierto a ti y a recibir el mensaje que quieras transmitir.
Articulo escrito para dDermis Magazcine por:
Gemma Giró, Directora de Comunicación
de DO_Sinergia, Máster PNL & Coach
Si te gustó este artículo lo puedes compartir en tus redes (aunque lo leas unos días después de su fecha de publicación). También si quieres seguir este blog suscríbete a su newsletter desde la Home, o descárgate nuestra app gratuita.