Vuelta a la rutina: el crecimiento personal como único camino a la felicidad
Los 7 grandes enemigos de nuestra felicidad
- Los expertos aseguran que no sabemos conectar bien con nosotros mismos y que somos incapaces de hacerlo de forma productiva para nuestro crecimiento personal y emocional, el gran olvidado en nuestro camino en busca de la ‘felicidad’.
- Todos tenemos una facultad natural que nos permite ser felices en nuestras vidas, sin embargo, no nos enseñan a desarrollarla, ni a discernir entre lo que nos hace felices a corto plazo y lo que verdaderamente nos importa a cada uno.
- Estudios realizados recientemente demuestran que el triunfo personal depende en un 80% de la inteligencia emocional y en un 20% del conocimiento adquirido.
El breve periodo de tiempo vacacional es habitualmente el único que nos concedemos para dedicar más tiempo a nuestras propias necesidades, nuestros pensamientos interiores y expectativas personales. Sin embargo, inmersos de nuevo en la rutina, dejamos las buenas intenciones atrás en décimas de segundo, olvidadas entre las ‘obligaciones’ diarias. Además, los expertos aseguran que, aunque intentemos desconectar para dedicarnos tiempo a nosotros mismos, somos incapaces de hacerlo de forma productiva para nuestro crecimiento personal y emocional y, sin embargo, ellos es imprescindible en nuestro camino en busca de la felicidad.
Marina Bassas Vivó, psicóloga clínica y Homeópata, miembro de Top Doctors nos explica la importancia de prestar atención a este aspecto de nuestra vida, que influye directamente en nuestra calidad de vida y la importancia de saber discernir entre lo que nos hace felices solamente a corto plazo y lo que verdaderamente hace que disfrutemos plenamente de nuestras vidas.
El crecimiento personal como único camino a la felicidad
Según Marina Bassas, todos tenemos una facultad natural que nos permite ser felices en nuestras vidas. El problema, hasta ahora, ha radicado en que esta cualidad se ha desarrollado poco en comparación con otras, debido a que la sociedad actual ha estado más orientada a la competitividad intelectual y laboral que a enseñar el estudio del crecimiento personal desde el punto de vista emocional. Por suerte, cada vez hay una mayor concienciación social y en las escuelas se empiezan a introducir valores relacionados con el crecimiento personal que serán los que verdaderamente influyan en la felicidad del individuo. Una infancia feliz pronostica una sociedad futura sana.
La Sra. Bassas explica en sus cursos de crecimiento personal cómo nuestro cerebro cuenta con el potencial innato de comportarnos como animales o como perosnas, y que está en nuestra mano tomar conciencia de cómo funcionamos, detectar nuestros temores y apegos, y determinar cuáles son los obstáculos o miedos que nos paralizan en el camino hacia la consecución de la felicidad.
Los 7 grandes enemigos de la felicidad
La psicóloga explica que la felicidad tiene “siete enemigos“. En primer lugar, el control emocional es imprescindible para gestionar las emociones y conseguir que no dominen nuestra vida. La ignorancia, ya que las personas inteligentes se tratan bien a sí mismos y a los demás. Debemos bloquear los pensamientos negativos y desarrollar pensamientos nuevos para vivir una vida más libre. El miedo es uno de los principales enemigos del ser humano, ya que nos paraliza. Cada vez que lo sintamos, podemos preguntarnos ¿qué es lo peor que me podría pasar si me atrevo a hacer aquello que deseo? Veremos que las consecuencias no son tan catastróficas.
El cuarto enemigo es no saber perdonar. Debemos reconocer las emociones para que el perdón al otro nos resulte más fácil. Dejar de criticar y juzgar ahorra mucha energía. La aceptación es importante para mejorar todo lo que depende de nosotros mismos y aceptar las situaciones que no dependen de nosotros. Por último, reconocer las voces del ego y la conciencia. Debemos reconocerlas y saber si queremos contestar desde los instintos más básicos o desde la empatía. Según la psicóloga, para que el cambio ocurra solo nos necesitamos a nosotros mismos.
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