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El futuro está en las heces

El futuro está en nuestras heces dra. Imma Gonzalez dDermis MagazineLa obesidad es el aumento de grasa corporal con respecto a la altura. En España el porcentaje de obesidad se ha incrementado entre un 20 y un 40% en los últimos 10 años y de forma alarmante en la población infantil. En los últimos tiempos se está convirtiendo en un problema de salud pública, ya que lleva consigo el desarrollo de ciertas patologías: diabetes 2, hipertensión arterial, hígado graso, dislipemias, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

La causa de la obesidad es multifactorial: el aumento de la ingesta con excesiva energía con respecto al gasto calórico realizado, factores genéticos, fisiológicos, metabólicos, sociales y culturales.

Se ha visto recientemente que nuestra flora intestinal, la que nos coloniza desde el momento del nacimiento, puede jugar un papel muy importante en el desarrollo de la obesidad y otras enfermedades metabólicas e inmunológicas.

Se está investigando el empleo de probióticos –microorganismos vivos que, suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios para la salud en el organismo del huésped-, en diferentes etapas del crecimiento, con el objeto de modular la microbiota intestinal para poder prevenir o controlar la obesidad del hospedador.

Ciertos medios sensacionalistas nos hicieron creer que el consumo de productos que contienen bacterias en forma de lácteos fermentados tenían gran parte de la responsabilidad de la epidemia de obesidad que afecta a la población infantil. Así lo publicó Didier Raoult en 2009 en la revista Nature: “Desde mi punto de vista existe un riesgo, que puede estar causando un problema de salud real en humanos, al promover el consumo de productos que contienen bacterias y que se han asociado al aumento de peso en la industria ganadera”. “Antes de que los prebióticos y los probióticos puedan ser considerados como seguros, es imperativo que sean testados en modelos experimentales para evaluar la propensión de dichos productos a causar obesidad en humanos”

Tras esta revuelta informativa, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) emitió un comunicado en el que aseguraba que las afirmaciones que asociaban probióticos y obesidad son un “bulo difamatorio” sin base científica.

El beneficio de los probióticos para la salud hace mucho tiempo que está avalado científicamente y por un número representativo de estudios. La Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP) elaboró un documento de consenso firmado por cincuenta prestigiosos investigadores en el que explica que existen cepas probióticas con eficacia demostrada para indicaciones concretas sobre el sistema inmune que ayudan, por ejemplo, a prevenir infecciones y otras con indicaciones concretas para la salud gastrointestinal.

El uso de probióticos en nutrición animal es sinónimo de ganancia de peso, no de obesidad. Se ha utilizado como alternativa y para evitar el uso de antibióticos que se añadían a los piensos y que realmente estaba aumentando el peso de los animales ya que disminuía el riesgo de infección de las crías. Pero al mismo tiempo se estaba produciendo resistencia a los antibióticos en humanos. Se observó que el uso de probióticos mejoraba el crecimiento de las crías, porque aumentaba la masa muscular, no porque los hiciera obesos.

En cuanto al rol de la microbiota intestinal en la obesidad en humanos, hay numerosos estudios científicos que demuestran que los obesos presentan una microbiota intestinal distinta de los normopeso, que esto se debe a que según sea la microbiota va a haber una extracción energética mayor de los alimentos, distinto metabolismo de los ácidos grasos, distinta composición y síntesis de hormonas intestinales implicadas en los mecanismos que producen saciedad y en la regulación de los depósitos corporales de grasa en el organismo. Es decir, en los obesos, debido a su microbiota intestinal diferente, se obtiene mayor energía de los alimentos y se produce una mayor acúmulo de grasa que en personas normopeso.

La causa del sobrepeso podría estar en nuestra microbiota intestinal

A la hora de perder peso, cada persona se comporta de modo diferente en función del sexo, la edad, la dieta. Parece ser que un factor muy importante es la composición de la flora intestinal, La microbiota del obeso tiene mayor cantidad de firmicutes y la del delgado de bacteroidetes, microorganismos que forman parte de nuestra flora intestinal. Cuando una persona obesa adelgaza, su microflora se parece más a la del delgado.

Por eso se están buscando estrategias terapéuticas con el fin de modular la composición de la microbiota intestinal. La mayoría de estos estudios pasan por el uso de probióticos y prebióticos . En modelos animales ya está demostrado que se logra modular la extracción de energía de los alimentos, la secreción de hormonas intestinales que producen saciedad y el efecto inflamatorio que da lugar a la diabetes tipo 2 y al hígado graso.

En animales ya se ha demostrado que la administración de leche fermentada con cierta cepa de Lactobacillus produce una reducción del tamaño del tejido adiposo, mejora el hígado graso y el estado de prediabetes que produce la obesidad y la dieta rica en grasa.

Escrito por Dra. Imma González para dDermis Magazine

 

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