El Tao es algo más que una simple filosofía de la vida. Es toda una forma de vivir y la única manera de obtener los beneficios prácticos que ofrece es cultivarlo y practicarlo. Tal era el objetivo de los antiguos sabios chinos, que por fortuna nos legaron un abundante material escrito sobre la materia. Hoy en día los más esclarecidos practicantes de la moderna ciencia occidental también se acercan al Tao, pero desde la dirección opuesta, y están llegando a las mismas conclusiones. Esto resulta especialmente evidente en los campos de la física y la medicina, donde la mudable relación entre materia y energía, entre cuerpo y mente, se aprecia cada día con mayor claridad.
Sin embargo, aunque las conclusiones son esencialmente idénticas, la simbología poética y las alusiones terrenales con que los sabios chinos expusieron el Tao y su poder son más fáciles de asimilar por las personas corrientes que la complicada jerga técnica en que se expresan los modernos científicos occidentales. Por tanto resulta más sencillo contemplar el Tao desde el punto de vista chino.
Este libro se centra en tres aspectos prácticos del Tao que siempre han sido de vital interés para hombres y mujeres de todo el mundo: la salud, la sexualidad y la longevidad. Estas tres cuestiones guardan una estrecha relación entre sí, y en conjunto constituyen el fundamento de la felicidad humana en esta vida.
El Tao de la salud, el sexo y la larga vida presenta al lector una lúcida introducción a los principios básicos del Tao y ofrece un programa práctico a través del cual todo el mundo puede aplicar dichos principios y beneficiarse de su poder para mejorar su calidad de vida y prolongar su duración. Ejercicios, alimentación y artes de alcoba en una estrecha relación que el autor ha extraído directamente de fuentes chinas. Además la obra está ilustrada con numerosos dibujos.
Su autor Daniel Reid nació y se educó en los Estados Unidos. En 1973 se mudó a Taiwán, donde estudió con numerosos maestros taoístas. A finales de los años ochenta se trasladó a Tailandia, donde continuó con sus investigaciones. Desde 1999 vive en Australia junto con su mujer Snow