Su carrera profesional está estrechamente vinculada a la mujer y a la igualdad, al desarrollo de movimientos sociales y de estrategias para el cambio social. Doctora en Psicología Social y licenciada en Filosofía y Letras (Psicología), Sara Berbel Sánchez en la actualidad compagina su trabajo en la administración pública con la docencia universitaria de tercer ciclo; anteriormente, ha sido Directora General de Igualdad de Oportunidades en el Departament de Treball de la Generalitat de Catalunya, Presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres y Comisionada de Políticas de Igualdad en el Ayuntamiento de Barcelona. Autora de numerosos artículos y libros, acaba de publicar “Directivas y empresarias. Mujeres rompiendo el techo de cristal” de la colección Aresta Mujeres.
¿Cómo son las mujeres que emprenden? ¿Cómo lideran?
Las mujeres emprendedoras son valientes y decididas, además de innovadoras. Los datos de que disponemos nos indican que el perfil de la emprendedora española es el de una mujer muy formada (una gran mayoría tiene nivel universitario completado con másters y postgrados) y con un alto nivel en habilidades sociales y tecnológicas. Un reciente estudio realizado por la Universitat Oberta de Cataluña muestra que más del 80% de ellas promueve el trabajo en equipo y fórmulas innovadoras de gestión y organización. Con todo, sólo el 30% del total de personas que emprenden son mujeres.
¿Cuáles son las cualidades y competencias necesarias para avanzar en la realización profesional de las mujeres, cuáles los obstáculos y dificultades para alcanzarla?
El primer requisito diría que es el deseo de realizarse profesionalmente y la pasión por el trabajo realizado. A partir de aquí, las dificultades son muchas ya que el mundo empresarial todavía está pensado con un modelo clásico masculino (que tampoco satisface a muchos hombres) y que implica ciertas dificultades para muchas mujeres, sobre todo en su promoción profesional y en el acceso a cargos de responsabilidad. En estos momentos sólo hay un 13% de mujeres en consejos de dirección de las grandes empresas. El ejercicio del poder no está asociado todavía al género femenino, ni siquiera por parte de las propias mujeres, y éste es uno de los factores que hay que cambiar para lograr la igualdad. El poder significa capacidad de hacer, de transformar, de crear, y las mujeres son cada vez más conscientes de no querer renunciar a ello.
“La igualdad en el mundo laboral y profesional sólo se logrará cuando exista una igualdad en el hogar”.
¿Las mujeres a veces se ponen su propio “techo”?
Sí, resulta inevitable cuando desde que nacen han estado orientadas hacia el ámbito privado, las responsabilidades domésticas, el cuidado de los hijos e hijas… Muchas mujeres no se sienten preparadas para puestos de responsabilidad (aunque lo estén sobradamente), sienten mucha inseguridad, no negocian sus salarios (las mujeres cobran un 20% menos que los hombres, también las directivas) ni optan a puestos superiores porque creen que no les corresponde. En otros casos es la enorme culpa que sienten porque consideran que abandonan sus principales obligaciones (el hogar y el cuidado de las criaturas) el motivo que impide que acepten puestos de dirección.
Respecto a este sentimiento de culpabilidad: ¿cómo sortear algo tan intrínseco en la mentalidad social?
La igualdad en el mundo laboral y profesional sólo se logrará cuando exista una igualdad en el hogar. Es decir, niños y niñas deben ser educados desde que nacen para ocuparse de las responsabilidades domésticas y de personas dependientes cuando sean mayores.
¿Considera que la crisis ha supuesto dar pasos atrás en las políticas de igualdad que se habían adquirido en los años anteriores?
Sin duda estamos en un momento de retroceso. Precisamente cuando más se debería reforzar la igualdad es cuando se olvida y deja de considerarse prioritaria. La crisis afecta específicamente a las mujeres: la pobreza es mayoritariamente femenina, el paro de larga duración tiene como protagonistas a mayoría de mujeres, las directivas se han reducido a la mitad en nuestro país y España ha descendido en un año 14 puestos en el ránking internacional de igualdad. Un claro retroceso que debemos ser capaces de revertir.
¿Qué se ha ganado y qué se tiene que ganar aún, para llegar a esta igualdad?
Hemos ganado en conciencia social y en la percepción entre las mujeres de que no puede darse marcha atrás, sobre todo entre las jóvenes. Sin embargo, debemos estar alerta porque las políticas públicas deben seguir impulsando el cambio y las organizaciones feministas tienen que seguir liderando las reivindicaciones por la igualdad. En este camino no vale arrojar la toalla o desesperarse. Nuestras antecesoras hace siglos lucharon en condiciones mucho peores que las nuestras y muchas de ellas pagaron con su vida la defensa de los derechos femeninos. Gracias a ellas hoy estamos nosotras haciendo esta entrevista y muchas otras mujeres investigando, creando, liderando… No podemos retroceder; nuestra única posibilidad es avanzar.
Entrevista realizada para dDermis Magazine
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