“Cada vez hay más estudios que relacionan una actividad sexual periódica con la prevención y disminución de enfermedades.”
El 43% de las mujeres entre 18 y 59 años padecen algún tipo de disfunción sexual. Por este motivo, hemos querido hablar de salud y vida sexual de la mujer con la Dra. Francisca Molero, sexóloga clínica y ginecóloga, y una de las expertas de referencia en materia. Licenciada en Medicina por la Universidad de Barcelona (UB), la Dra. Molero es codirectora del Institut de Sexología de Barcelona y Presidenta de la Federación española de Sociedades de sexología.
¿Cómo definiría las disfunciones sexuales en la mujer?
Son alteraciones de cualquiera de las fases de la respuesta sexual que se mantienen en el tiempo -más de tres meses-. Producen malestar personal, interfiriendo de manera negativa en la calidad de vida de la mujer y sus relaciones interpersonales.
¿Cómo distinguir entre disfunción sexual y simple pérdida de deseo sexual?
La disfunción es cuando el problema de deseo no es puntual, sino que se sostiene en el tiempo. Y produce angustia personal. Todos en algún momento pueden sentir poco deseo sexual, pero no tiene por qué ser una disfunción.
¿Las mujeres posmenopáusica son las que más padecen este problema?
Claramente no. Los problemas de bajo deseo sexual pueden aparecer en cualquier edad y en cualquier sexo y tener múltiples orígenes y/o causas. Cuando hablamos de bajo deseo como disfunción, no como problema puntual, los factores que pueden intervenir son la mala percepción de salud -las que más producen esta situación son la ansiedad, depresión y los tratamiento antidepresivos, además de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y otras autoinmunes como cáncer…-, los problemas de pareja a nivel emocional o cuando la pareja pueda tener algún problema sexual o la sexualidad se haya convertido en algo muy monótono; y el dolor, o lo que es lo mismo, la asociación a largo plazo de las relaciones sexuales con dolor.
En la menopausia, con la disminución hormonal, puede aparecer dolor en las relaciones sexuales. O también evolución de la pareja de forma diferente, mayor propensión a enfermedades, etc. De ahí que tradicionalmente se haya producido esa asociación.
¿Qué importancia tiene, en su opinión, una vida sexual activa para la salud en general de la mujer?
Ya en el año 71’ la Organización Mundial de la Salud hablaba de salud sexual y decía que disfrutar de una vida sexual satisfactoria era un elemento positivo de calidad de vida. Hoy, cada vez hay más estudios en los que se relaciona tener actividad sexual periódica -solo o compartida- con la prevención y disminución de algunas enfermedades. Concretamente, se apunta a un efecto positivo a nivel de salud mental, del efecto antiálgico para enfermedades que cursan dolor, de la disminución de hipertensión y síndrome metabólico y de la prevención de algunas enfermedades cardiovasculares, entre otras. Esto a nivel físico, porque a nivel psicológico hablamos de que una vida sexual sana puede aumentar la autoestima e incidir directamente en algo que las personas valoramos siempre como algo positivo, que es el hecho de sentirnos funcionales.
¿Estamos demasiado “desconectadas” de nuestra propia salud íntima?
De la salud genital, sí, porque hay todavía desconocimiento. Se conocen diferentes partes orgánicas de nuestro cuerpo relacionadas con la salud. Pero la zona genital sigue siendo un tabú, tanto en el hombre como en la mujer. Sigue dando vergüenza hablar de ella.
En este escenario, empiezan a salir tratamientos naturales, pensados para el tratamiento del deseo sexual femenino. Productos como la Trigonella han demostrado que aumentan la testosterona, y ésta el deseo sexual. ¿Es válido también en la mujer?
¡Claro! De hecho se sabe que los componentes hormonales son uno de los factores que pueden influir en el deseo para que la respuesta sexual sea correcta. Es cierto que el nivel de testosterona es mucho mayor en hombres que en mujeres y se sabe que la testosterona es un elemento fundamental en el impulso del deseo, pero también hay cada vez más evidencias del papel positivo de la testosterona en el deseo sexual femenino. Si a la Trigonella le sumamos además otros componentes, también naturales, como el Tribulus, la Damiana o el Ginkgo biloba, presentes en productos novedosos, ahora en el mercado, como Libicare, el efecto sobre la excitación femenina y la promoción del deseo sexual aporta datos muy positivos.
¿Tiene alguna contraindicación para algunas personas (embarazos, enfermedades crónicas, etc)?
Es recomendable evitar la Trigonella en mujeres con cáncer de mama active. Fundamentalmente por ese efecto favorecedor del estrógeno y la testosterona del que hablábamos y en personas que toman anticoagulantes.
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