En el año 2009, las autoridades sanitarias alertaron que la medicalización de los niños crecía y era excesiva ya que en el afán por cuidar de su salud, los padres abusaban de los medicamentos, según los resultados de una encuesta en la población catalana en menores de 15 años.
Así, el sector sanitario se cuestionó si eran necesarios tantos medicamentos o por el contrario, había que volver a los tratamientos tradicionales para las patologías leves.
En la actualidad, cada vez más familias optan por tratar a sus niños con fitoterapia. Y como mostraron los resultados de una encuesta a 630 pediatras españoles realizada por INFITO (Centro de Investigación sobre Fitoterapia) en 2011, un 68% de los pediatras encuestados recomendaban fitoterapia a sus pacientes. Además, informaban que el 59% de los padres pedían fitoterapia como tratamiento preferente para sus hijos en el caso de las patologías leves.
Precisamente en este tipo de patologías es donde la fitoterapia tiene mayores opciones de uso y puede constituir una herramienta eficaz y segura. Un resfriado, un problema de gases, un estreñimiento puntual, una diarrea, un estado de intranquilidad, un dolor muscular o un pequeño traumatismo… son algunas situaciones en las que la fitoterapia puede ser una gran aliada para combatirlas.
La fitoterapia en pediatría ofrece tratamientos seguros y eficaces
La fitoterapia en pediatría ofrece tratamientos seguros y eficaces (siempre que se garantice la calidad del producto), con el mínimo riesgo de toxicidad y sin tener efectos secundarios de gran importancia. Sin embargo, hay que considerar las dosificaciones, la edad de los niños y su estado de salud en general, por ejemplo, si padece o no una patología crónica, ya que algunas plantas pueden estar contraindicadas. Un niño no es un adulto pequeño y por lo tanto debe ser tratado conforme a su fisiología y su estado de salud general.
Así, aunque una determinada planta medicinal pueda utilizarse en niños de 4 o 6 años con eficacia y sin riesgos, puede no ser segura antes de los 2 o 3 años. Es por eso que resulta muy importante utilizar productos diseñados para la edad infantil y en los que conste claramente las dosis recomendadas por rango de edad y/o peso.
El autoconsumo sin consejo profesional, puede tener un efecto contraproducente
De la mano de un profesional de la salud formado e informado, como el médico o el farmacéutico, es una alternativa eficaz que ofrece tratamientos poco agresivos que respetan las defensas del niño. El autoconsumo sin consejo profesional, puede tener un efecto contraproducente al que buscamos. Por ejemplo, un bálsamo a base de mentol y eucalipto para aplicar en el pecho y la espalda de un niño que está resfriado y tiene buena salud general puede ser muy beneficioso. Pero el uso de este mismo bálsamo en menores de 4 años, con un historial de convulsiones (febriles o no), con alergias respiratorias o asma; está contraindicado, pues puede provocar apneas y/o broncoespasmos.
La fitoterapia prescrita y pautada por un experto puede ser una magnífica opción terapéutica pero es necesario un uso racional para asegurar su seguridad y eficacia.
Escrito por M. José Alonso
Vocal de Fitoterapia y Homeopatía en el COF de Barcelona, Co-directora del Máster Interuniversitario de Fitoterapia (Universidad Autónoma –Universidad de Barcelona– COF de Barcelona), y miembro fundador de la Sociedad Española de Fitoterapia.