Ya habrás notado que los excesos pasan factura en forma de kilos de más. Es importante saber que es más fácil deshacerse de ellos a corto plazo que cuando llevan un tiempo instalados. Cuando esto ocurre, ¿cómo puedo recuperar el equilibrio?
Marga Serra, Dra. En Ciencias de las Salud y Bióloga, te propone unos consejos que te ayuden a recuperar el equilibrio perdido y a mantenerte de forma saludable. Lo primero, hay que plantearse pequeños objetivos; no nos marquemos metas imposibles ni empecemos a hacer dietas que no podremos cumplir”, asegura la Dra. Serra. Y añade: “vamos a convertir los cambios en hábitos”.
Hábitos saludables
·Aumentemos el consumo de hortalizas y verduras, han de constituir el comodín de nuestra dieta, son ricas en potasio y fibra. Hazle adicta a las ensaladas variadas: lechuga, escarola, endivia, con rúcula, zanahoria y frutos secos.
· Regulemos el número de comidas. Por ejemplo, si durante el verano hacía tres, ahora cinco. Es mejor comer poco y a menudo, con ello gastamos más calorías.
· Aprendamos a cocinar de forma saludable: al vapor, al horno, a la plancha y con el wok.
· Pongamos licuados y jugos en las comidas, así aumentamos el consumo de alimentos muy recomendables como son las: frutas, hortalizas y verduras.
· Prioricemos los alimentos que se produzcan cerca de nuestro domicilio. Seguro que podemos encontrar un distribuidor de hortalizas ecológicas y de proximidad.
· Sustituyamos, en gran medida algunas raciones carnes por legumbres. Va a ser una decisión correcta en favor de nuestra salud.
· Sentémonos para desayunar. No hay prisa, vamos a disfrutar de nuestro desayuno. Cereales integrales, zumo de fruta natural y un láctico desnatado.
· Hagamos ejercicio físico de forma habitual. El ejercicio ha de ser gratificante: bailar salsa, caminar, taichí y la danza del vientre.
No renuncies al “tapeo”
A veces resulta difícil resistir a la tentación de disfrutar de unas tapitas a la hora del aperitivo; para no dejar de hacerlo se puede optar por una versión más light de los aperitivos (con ingredientes como verduras, frutas, quesos bajos en materia grasa, embutidos magros, etc.). A la hora de elegir la bebida para acompañar estos aperitivo te recomendamos elegir la versión light, que no aporta calorías y te permite disfrutar del placer de tomar una bebida fría y con sabor.
El invierno, un alto riesgo de deshidratación
Es importante destacar que durante el invierno se provocan situaciones que pueden representar un riesgo de deshidratación: altas temperaturas de los sitios con calefacción, las caminatas durante las jornadas de compras en rebajas, las aglomeraciones, la práctica de deportes de invierno, el abuso en el consumo de alcohol y las comidas copiosas. Por eso, ingerir abundantes líquidos para una correcta hidratación es lo más recomendado para eliminar toxinas y equilibrar el peso.
La Dra. Marga Serra advierte que “la deshidratación altera el sistema cardiovascular, el sistema termorregulador, el sistema nervioso central y las funciones metabólicas. Estas alteraciones hacen bajar el rendimiento, en los deportes de resistencia, cuando la deshidratación supera el 2% del peso corporal”.
Y añade, “la cantidad de líquidos que entran en el organismo debe compensar siempre, con suficiente holgura, a la cantidad de líquidos que salen del mismo. Por tanto, más vale saber la cantidad de agua que perdemos, antes de hacernos la pregunta de cuánta agua debemos tomar”.
Según la European Food Safety Authority (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA)*, en situaciones de actividad y condiciones ambientales moderadas, la ingesta de agua diaria total recomendada (la suma del contenido de agua que proviene de todo tipo de bebidas y alimentos) es de unos 2,5l para hombres adultos y 2,0l para mujeres adultas, pero estos valores pueden variar entre las diferentes personas. Parece evidente que las personas de mayor tamaño tendrán mayores necesidades que las personas de menor tamaño.
También es importante tener en cuenta que las necesidades no son constantes: se verán afectadas por cambios de la dieta, del tiempo, del nivel de ejercicio y por muchos otros factores. Los alimentos aportan típicamente un 20% de las necesidades de agua, pero esta cifra puede aumentar hasta un 50% dependiendo de los alimentos que se escojan.
La hidratación se consigue bebiendo, no sólo agua. Zumos, refrescos o infusiones nos hidratan y nos ayudan a mantener nuestro cuerpo en los niveles óptimos de hidratación además de aportarnos otros minerales, nutrientes o simplemente nos dan la energía suficiente para comenzar el día.
*EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition, and Allergies (NDA); Scientific Opinion on Dietary reference values for water. EFSA Journal 2010; 8(3):1459. [48 pp.]. doi:10.2903/j.efsa.2010.1459. www.efsa.europa.eu.