El cerebro de las mujeres y su forma de procesar la información favorecen un liderazgo femenino en futuro de alto impacto.
Inma Shara tiene un oficio especial; su trabajo consiste en dirigir orquestas. Y en esa profesión tan apasionante se enfrenta a un reto enormemente complejo; el mismo reto que encara un líder de cualquier sector, o un directivo de una empresa: cómo armonizar equipos formados por personas de gran talento, que tocan instrumentos diferentes, para conseguir que esas notas musicales escritas sobre el pentagrama cobren vida, lleguen al público y se despliegue la magia. La batuta invisible quiere reflejar la tensión permanente con la que trabaja un director de orquesta, que debe ser un excelente músico y al mismo tiempo un buen gestor de recursos humanos. En definitiva, el director de orquesta se enfrenta al doble reto de todo líder: marcar unos objetivos compartidos por todos que respeten la capacidad y la intuición artística de cada uno de los miembros del equipo, y lograr que estos objetivos trasciendan en una interpretación que emocione y entusiasme al público.
Las redes sociales, Internet, la prensa y los medios de comunicación acumulan artículos y comentarios sobre el Liderazgo Femenino. Se trata de otro de los cambios que estamos viviendo en este vertiginoso siglo XXI.
Es cierto que el liderazgo femenino en los Consejos de Administración de grandes compañías o en la política posee menor presencia que el liderazgo masculino. Los patrones educativos y en suma los arquetipos nos han llevado, por varias razones, a esta situación. Muchas de las mujeres que han llegado a posiciones importantes de liderazgo, en ocasiones, han tenido que masculinizar su rol para poder integrarse mejor.
Siguiendo con los principios de una óptima gestión de la diversidad, lo ideal sería poder potenciar exponencialmente las habilidades de todos y todas, cuanto más diferentes mejor, para así asegurar el enriquecimiento del equipo y de la organización con los saberes y experiencia de cada uno de ellos y ellas.
Mujeres excepcionales
La consultoría McKinsey entrevistó a 85 mujeres que han obtenido éxito en su carrera profesional. Estas mujeres aportaron los datos necesarios para elaborar un estudio en el que definen las cinco palancas claves, comunes a todas, que otorgan éxito a su liderazgo: Significado, Marco Positivo, Conexión, Compromiso y Gestión de la Energía. Además el estudio revela que estas palancas deben estar acompañadas de una buena salud física y emocional, así como sentirse bien intelectual y espiritualmente. En suma, estas excepcionales mujeres han llegado a convertirse en fuertes líderes porque dotaban de sentido a su vida y tenían una visión de algún cambio que querían realizar en el mundo. Contaban con excelentes dotes de comunicación y con redes y conexiones para obtener los recursos que necesitaban.
Visión positiva, poniendo siempre foco en las posibles soluciones y no en el problema, lo que les concede, no sólo mayor resilencia (capacidad para sobreponerse a situaciones adversas), sino también mayor impacto y resultados. La última de las palancas: gestionar muy bien su propia energía. Habitualmente las mujeres con altas responsabilidades empresariales y largas jornadas de trabajo, además tienen que hacerse cargo después de su vida familiar. Es fundamental, pues, que aprendan a gestionar su esfuerzo, que adquieran autoconciencia de cómo pueden regenerarse identificando aquellas tareas que las recargan frente aquellas que las vacían, y gestionar, obviamente, para poner foco en las primeras.
Por último comentar el libro titulado el “El cerebro femenino”, donde la doctora Louann Brizendine ha analizado la configuración cerebral humana de forma científica, demostrando que el cerebro de la mujer presenta grandes diferencias: es más eficiente, 9% menor pero con la misma cantidad de neuronas, dedica un 11% más a la comunicación, tiene un hipocampo mayor y, por tanto, es más emocional, más empático y menos testosterónico, lo que se traduce en menor agresividad, y es más ejecutivo a nivel corteza frontal. Así, se concluye que el cerebro femenino posee potencialidades muy apreciadas para un desempeño excelente del liderazgo de equipos y proyectos.
Los mejores líderes son aquellos que saben sacar a luz lo mejor de cada uno de los miembros de su equipo y las competencias de las mujeres, genéticas o educativas, como la empatía, la escucha, la constancia, la organización, la capacidad de realizar multitareas, la sensibilidad para ser buenas mediadoras y consejeras, las convierten en grandes líderes y es por ello que el Liderazgo Femenino está adquiriendo, cada vez, mayor auge.
Escrito por Eva Garcés. HR Consulting, Training & Coaching en Mendips Talent Development. Para dDermis Magazine
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