La toxina botulínica (TB) es muy conocida por su utilización en tratamientos dermocosméticos para corregir arrugas y otras marcas de la edad. Sin embargo, se están estudiando otras aplicaciones, por ahora poco conocidas,a la hora de tratar ciertos procesos dermatológicos y otros problemas de salud. En el 41º Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebrado el pasado mes de junio en Valencia, se pusieron de manifiesto algunas de estas novedades.
Menos seborrea
Se ha publicado un estudio que muestra la disminución en la producción de grasa facial y del tamaño de los poros tras la inyección intradérmica de toxina botulínica. 25 pacientes fueron infiltrados en la frente con inyecciones intradérmicas de TB. Se puso de manifiesto la disminución en la producción de sebo estadísticamente significativa en la semana 1, y en los meses posteriores tras la infiltración. El 91% de los pacientes estaban satisfechos con el tratamiento.
Tratamiento de enfermedades inflamatorias cutáneas
La toxina botulínica podría ser útil en el tratamiento de enfermedades inflamatorias cutáneas: un estudio ya publicado muestra en ratones con psoriasis que tras la infiltración de toxina botulínica se produce una reducción del número de linfocitos, de la vascularización y de las terminaciones nerviosas en la zona tratada, que se traduce en una mejoría en la apariencia clínica y el prurito. Podría ser una alternativa en el futuro al fracaso terapéutico con corticoides tópicos en pequeñas zonas.
Éxito en el tratamiento de cicatrices hipertróficas y queloides
Las cicatrices hipertróficas y los queloides son lesiones motivadas por una reparación fibrosa excesiva de los tejidos cutáneos, consecuencia de una exagerada respuesta de la piel ante un traumatismo, herida o un proceso inflamatorio (tatuajes, quemaduras, inyecciones, vacunas, mordeduras, acné, abscesos o cirugía). Ambos tipos de cicatrices son más gruesas y de un color más intenso que las cicatrices habituales y causan un inestetismo importante.
En artículos recientes se ha podido observar como nuevos tratamientos con toxina botulínica pueden conseguir buenos resultados. En el caso de que no mejore la cicatriz, se ha comprobado que casi siempre mejora el prurito asociado a cicatrices queloides. En las cicatrices tratadas, las fibras de colágeno son más finas y con mejor organización. Existen estudios en ratones estadísticamente significativos para inhibir la formación de cicatrices hipertróficas.
Mejora de las cicatrices postquirúrgicas faciales
La relajación de ciertas líneas de tensión facial determina que el proceso de cicatrización se haga con menos tensión, redundando en mejor aspecto de las cicatrices.
Mejora de la Vulvodinia
La vulvodinia es la presencia de dolor vulvar de causa desconocida: desde hace años se piensa que es un dolor de tipo nervioso que inhabilita para tener relaciones sexuales y que deteriora de forma muy importante la calidad de vida de las personas que lo padecen. Recientes trabajos demuestran que la TB, inyectada a nivel vulvar, supone un alivio duradero.
Mejora del dolor tras Herpes Zoster
La neuralgia post-herpética se define como dolor en el curso de un trayecto nervioso que persiste por más de un mes después de desaparecida la erupción característica del Herpes Zoster. En un estudio, los pacientes tratados con toxina botulínica (TB) mejoraron al menos un 50% el dolor y su calidad de vida. El efecto persiste una media de 16 semanas.
Efectos secundarios: leves y temporales
En el mismo congreso de la AEDV, también se discutieron los efectos secundarios de la toxina botulínica en su uso estético, dejándose constancia que la incidencia de los mismos es muy baja, y en cualquier caso leve y temporal.
De hecho, en un estudio de casi 700 pacientes comparándola con placebo, no hay diferencias en cuanto a efectos secundarios. En el ensayo, hubo efectos adversos en un 3,53% de los casos, siendo la incidencia más alta en los procedimientos terapéuticos que en los estéticos.