Algunas dietas prometen perder peso sin esfuerzo y en poco tiempo, pero la dieta milagrosa no existe. Si uno quiere adelgazar hay que consumir menos calorías de las que gasta o gastar más calorías de las que come. No se soluciona en cuatro días, hace falta voluntad y ser constante. Es mejor aprender a comer correctamente y practicar ejercicio físico, y a menudo hay que cambiar el estilo de vida.
Dietas hiperproteicas
Son un tipo de dietas en las que se retiran todos los hidratos de carbono y se limitan mucho las grasas, manteniendo el aporte de proteínas de alto valor biológico, obligando al organismo a consumir sus reservas de glúcidos y de lípidos. Esta restricción conduce a un estado de cetosis que quita el hambre. Es una dieta desequilibrada que puede alterar el estado nutricional y que está contraindicada en insuficiencia renal, hepática y cardíaca.
Es el caso de la famosa dieta basada en los libros del dietista francés Pierre Dukan, en los que explica cómo perder peso en un tiempo récord. Dieta que, a su vez, ha sido calificada de “ineficaz, fraudulenta y potencialmente peligrosa” en un documento de consenso elaborado por la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas.
Dietas disociadas
Estas dietas se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos, sino que lo hacen al consumirse en determinadas combinaciones entre ellos.
Se puede comer de todo pero no en la misma comida, sin limitar la ingesta de alimentos energéticos. El error fundamental es que los alimentos no contienen un solo tipo de nutriente sino que en la mayoría de los casos su composición nutricional hace difícil su clasificación.
Dieta de la alcachofa
La dieta de la alcachofa es un ejemplo de dieta en la que se come un solo alimento o en una proporción muy elevada.
La alcachofa destaca por sus cualidades depurativas y hepatoprotectoras. Su escaso aporte calórico la convierte en un alimento ideal para las dietas hipocalóricas.
Es muy adecuada para depurar nuestro organismo después de comidas copiosas que sobrecargan hígado y vesícula biliar. Pero otra cosa muy diferente es comer alcachofa para desayunar, almorzar y cenar, limitando la variedad de alimentos y arriesgándonos al déficit de nutrientes.
Las llamadas dietas milagro no son dietas compatibles con la realidad cotidiana y suelen abandonarse en pocos días. Además, no solamente no educan sino que incluso pueden inducir a alteraciones de la conducta alimentaria y sobrecarga metabólica.
Para perder peso hay que seguir un programa con supervisión especializada, adaptado a las características individuales, con un consejo personalizado y en la mayoría de los casos comporta un cambio de hábitos alimentarios y de estilo de vida.
Los especialistas recomendamos dietas que favorezcan la educación alimentaria, perdiendo unos 500g por semana, ayudando al paciente a aprender a comer correctamente y que luego pueda mantener la pérdida de peso.
alementaria y nutricional.
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