Prevenir y tratar el herpes labial, también conocido popularmente como “calentura” o “pupa”, es un proceso dermatológico causado por un virus (virus del herpes simple tipo I o II). El más frecuente y benigno es el tipo I. Se transmite por contacto directo piel-piel o por contacto sexual. Tiene alta incidencia entre adolescentes.Se trata de una lesión cutánea que se caracteriza por la formación de pequeñas vesículas agrupadas en racimo y rodeadas de un halo rojo. El que afecta a labios, boca, cara y parte superior del cuerpo es el tipo I, y el tipo II es el que afecta a genitales. No existe tratamiento, pero si lo atendemos ante los primeros síntomas, reduciremos en el tiempo su evolución.
Vamos a ocuparnos del herpes labial o tipo I:
El tipo I se contagia por saliva o por piel. También a través de objetos o instrumentos infectados: maquinillas de afeitar, cepillos dentales, toallas, vasos… Aunque no esté presente la típica “pupa” con vesiculitas, el virus puede transmitirse igualmente. El contagio es muy frecuente. Después de la primera infección, que suele producirse entre el primero y el quinto año de vida, el virus ya no desaparece y queda “acantonado” hasta un nuevo brote. El herpes labial es, pues, una enfermedad recurrente. Al quedar “en reserva” cerca de la raíz de un nervio facial, volverá a aparecer en el mismo lugar de la primera vez.
Los síntomas son claros: calor, picor, dolor, ardor y rubor alrededor de los labios en un primer momento y antes de la aparición de la “calentura” con vesiculitas (muy contagiosas) que irá in crescendo durante 24 horas y que después, al secarse, lo hará en forma de costra que puede durar entre 7 y 15 días.
Después de la primera infección, son numerosas las causas que pueden provocan un nuevo brote: bajada inmunitaria, menstruación, fiebre elevada, disbiosis intestinal o alteración de la flora, hasta un disgusto o estrés emocional, pueden causar un nuevo brote.
El tratamiento clásico consiste en la aplicación de cremas de aciclovir tópicas, útiles si se aplican desde los primeros síntomas (ardor, picor). También son útiles:
• Toques de Tea Tree Oil (aceite de árbol de té) cada 2 horas. Este aceite tiene una acción antivírica reconocida y varios estudios científicos serios la avalan.
• Toques de procaína al 2%, cada 3 o 4 horas, por su efecto anestésico, y por la regulación neurovegetativa que produce.
• Las tinturas y pomadas de Tepezcohuite, planta utilizada por los mayas para regenerar la piel, tienen un importante papel en la regeneración cutánea postherpética.
Otras opciones terapéuticas para los casos más graves que se han utilizado y lo seguimos haciendo, en Medicina Biológica, son las enzimas digestivas tripsina, quimiotripsina y papaína. Estudios clínicos alemanes demuestran que son tan eficaces como el aciclovir. Parece ser que estos preparados enzimáticos potencian el sistema inmune.
Lo importante de esta lesión dermatológica es actuar ante los primeros síntomas, para acortar el brote y evitar complicaciones, que las hay, si se difunde a zona ocular o genital.
En caso de recurrencia elevada de brotes hay que hacer una reflexión y revisar especialmente la alimentación:
• Evitaremos alimentos ricos en el aminoácido arginina:
chocolate, nueces, anacardos, cacahuetes, avellanas, almendras…
• Tomaremos más alimentos ricos en el aminoácido lisina: levadura de cerveza, algas, soja, lentejas y quínoa.
• Y procuraremos hacer tomas periódicas de probióticos en caso de disbiosis intestinal o estreñimiento crónico.
Escrito por la Dra. Imma González para la revista dDermis Magazine
Licenciada en Medicina y Cirugía. Directora médica Centro Medicina Biológica Novadona. Barcelona.