Existen 5 tipos de piel desde el punto de vista cosmético:
- Normal
- Grasa
- Seca
- Mixta
- Sensible
Esta última es la más delicada. Precisa unos cuidados especiales y, a menudo, es el preámbulo o el acompañante de enfermedades cutáneas.
A veces alguien de nuestro entorno comenta: “no puedo usar esa crema porque tengo la piel sensible” y todas afirmamos comprensivamente con cara de conmiseración y pesadumbre. Pero ¿por qué? ¿Es acaso una enfermedad? pues realmente no. Es una forma de ser, es una piel delicada que, aunque no sana, precisa de unos cuidados específicos para disminuir la sequedad, aspereza y el aspecto agrietado que ocasionalmente presenta. Los síntomas fundamentales son: sensaciones de tirantez, pérdida de flexibilidad y a menudo picor y escozor.
Con la valoración de su aspecto y sus síntomas se puede suponer el diagnóstico. Pero si además a la hora de aplicarse una crema o un maquillaje casi nunca consiguen sentirse confortable, entonces no cabe duda.
La piel sensible tiene
- Color: Rosado o rojizo
- Tamaño del poro: Invisible
- Tacto: seco
- Brillo: escaso y solo en las zonas centrales
- Imperfecciones: venitas rojas superficiales en nariz y mejillas.
Cuidados de la piel sensible
En general, los pasos imprescindibles en el cuidado de la piel son cuatro:
- Higiene
- Hidratación
- Protección
- Reparación de los defectos adquiridos por cuidados inadecuados o simplemente por el paso del tiempo.
En el caso de las pieles sensible, la higiene debe efectuarse con leche o crema limpiadora que no produzca irritación. Si se prefiere la limpieza con agua, ha de usarse un producto extra graso o cold-cream que no arrastre por completo el manto lipídico cutáneo. Este manto está formado por dos componentes:
- Factor hidratante natural, compuesto por las propias células epidérmicas que se eliminan constantemente, unidad a los lípidos y aminoácidos que producen.
- Sebo de las glándulas sebáceas, el sudor y el agua que asiduamente se evapora de la piel (perspiratio insensibilis).
Muchos cosméticos hidratantes tienen una composición similar al factor hidratante natural, mientras que otros intentan imitar a los lípidos cutáneos.
La hidratación que debe aplicarse un protector solar a diario, o utilizar cremas hidratantes que lo contengan. Con ello se previene la apreciación de manchas, arrugas y otros signos de envejecimento por los rayos ultravioleta (fotoenvejecemiento).
Por la noche se pueden utilizar productos cosméticos anti envejecimiento, pero los derivados retinoles o los alfahidroxiácidos, aunque eficaces, no suelen ser bien tolerados.
Y además…
En algunas mujeres, sobre todo las de piel más blanca, la piel sensible puede acompañarse con el tiempo, alrededor de los 35-40 años, de la aparición de la aparición de una rosácea que se manifiesta con pequeñas venitas (couperose de los franceses) y pequeñas pápulas y lesiones con pus.
Otras veces la piel sensible forma parte de una dermatitis atópica, en la que el eccema en placas diseminadas por el cuerpo acompaña a la piel sensible. Los eccemas alérgicos de contacto son otra de las patologías comunes a este tipo de piel. En caso de duda, el dermatólogo será el experto adecuado para conseguir un aspecto hermoso y ausente de molestias.
Escrito por la Dra. Aurora Guerra
Si te gustó este artículo lo puedes compartir en tus redes (aunque lo leas unos días después de su fecha de publicación). También si quieres seguir este blog suscríbete a su newsletter