Salud de Mujer Magazine

Una maleta, un billete de avión y un par de zapatos

Mi trabajo como Directora General de Suecos, una marca especializada en calzado saludable, me obliga a viajar continuamente. Adoro los zapatos de tacón, lo confieso, pero he aprendido a cuidar y a elegir bien el calzado que utilizo a diario y utilizo un truco cuando me compro unos zapatos nuevos. ¿Quieres saber cuál es?

Verás, hace algunos años, cayó en mis manos un libro en el que una famosa parisina explicaba cómo tener estilo. Un consejo del libro me llamó especialmente la atención y desde entonces la pongo en práctica: “cuando estés en un probador decidiendo si compras una prenda, pregúntate si saldrías con ella a la calle en ese mismo momento” decía la autora. Defendía la teoría que cualquier pieza que necesite una ocasión muy especial, un clima determinado o una fiesta singular es que no es para ti. Y ahora con la experiencia, le doy la razón.

Así que me pregunto esto cada vez que compro unos zapatos, que suele ser en algún aeropuerto o ciudad de paso y que, por tanto, la posibilidad de cambiarlos es tirando a nula.

Después de un largo día pruébatelos

Pruébatelos al final del día cuando te sientas más cansada, el pie está algo más hinchado y sensible a las rozaduras y las presiones. Ponte de pie, nunca te los pruebes sentada, puesto que el pie se ensancha al soportar el peso del cuerpo y camina un poco por la tienda.

Si notas que te molesta no pienses que ya se adaptará, porque eso tiene un alto costo: dolor, heridas, ampollas, callos o deformaciones de por vida. El calzado debe ser cómodo inmediatamente, desde el primer día, sino lo es, irá a peor.

Observa que te queden bien no sólo por delante, también en el talón y el empeine, y que permitan el libre movimiento de los dedos, que sean ligeros y transpiren. Comprueba la ergonomía y si se adaptan bien al pie.

Y allí, delante del espejo, haz como yo y pregúntate: “¿saldría corriendo, con ellos, ahora mismo, arrastrando la maleta para tomar mi próximo vuelo? Si la respuesta es que si… ¡Bingo! Ya tienes zapatos confortables y posiblemente saludables.

Que los disfrutes.

Rosa Novoa – Directora General
Suecos

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